sábado, 26 de diciembre de 2009

Palabras de infusión 1

La existencia del hombre moderno niega la vida,
degradándole a un sin sentido total,
andando a remolque de su condicionamiento, sin mas libertad de optar por cualquiera de las variantes suicidas para las que fue programado.


He visto cómo el pie de los hombre se ha vuelto suave como el de un niño recién nacido
y que no le sirve ya para caminar sobre el sagrado suelo;
he visto pieles tan blancas com las nieves de las montañas,
de tanto esconder el cuerpo con extrañas prendas multicolores
impidiendo que el Tata Inti lo fortalezca;
he visto al hombre moderno esconderse de la lluvia, nuestro personaje favorito,
salir corriendo a su llegada y esconderse bajo hojas de plástico, mientras sus pies preocupados aceleran la marcha...
Nadie danzaba bajo la lluvia, nadie hablaba con las nubes
ni se abrazaban cuando las primeras gotas eran absorvidas por la tierra.



He visto hombres y mujeres enfermos, extrañas y numerosas enfermedades corroyendo cuerpos y almas;
he visto gente en las calles muriendo de hambre, durmiendo en el asfalto,
comiendo alimentos en descomposición, niños vagando huérfanos de cariño y orientación,
jovenes usando drogas como manera de no ver el absurdo que reemplazo sus vidas;
he visto tantas cosas que mis manos temblaban
como si un intenso frío se apoderaba de mi y surcaba mis venas.
Pensar que el hombre moderno se ha complicado tanto, se preocupa tanto,
acumula tanto, calcula tanto, fabrica tanto, corre tanto,
mientras la vida está a su lado sin que él se dé cuenta,
ni tenga tiempo para absolutamente nada importante! Lo innecesario y lo superfluo se apodera del hombre haciéndolo su rehén y su prisionero perpetuo.

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